I Premio Gran Hotel Canarias
Metales en la voz, fue el primer libro que publiqué, tras ganar el Certamen de Poesía organizado por el Gran Hotel Canarias (el único, porque no volvió a convocarse). Como fue mi primer libro, y aunque creo que desde entonces ha madurado mi poesía, le tengo un cariño especial.
El jurado destacó del mismo "su imaginación y su claridad en la exposición de la soledad y el paso del tiempo".
A continuación podéis leer una muestra de los poemas del libro:
Viento enhebrado a la orilla del mar, prendido de uno de los múltiples pechos de la noche. Has llevado todos los dioses en tu voz. Y aún así no has encontrado el lugar que tan ávidamente buscabas. Una luz se detiene, ingrávida, a tu lado. Espera una respuesta.
* * *
Voces del tiemo ancladas en una plaza de mar, en el mástil d un barco que partió hace años. Alas transparentes desde donde no hay regreso posible. Los pájaros hablan el lenguaje de los que se marcharon. Flexible es su mirada. Río de voces tu memoria.
* * *
En esta noche de ventanas encendidas en alguna parte, he soñado con una mujer que vendía cestas de naranjas y tomillo en una calle de Shangai. Y al amanecer un tren de mercancías inició su recorrido hacia el sur de la memoria.
* * *
Y tu voz, un metal claro en la noche, qe sube, trepa por mi cuerpo desde la roja geometría del vértigo. Una pradera verde por la que cabalga un caballo tan azul como el cielo. Así tu voz y mi miedo. Somos peces enredados en las raíces verdes de los nombres y es imposible saber qué es lo que existía antes del lenguaje. Dímelo tú, con tu voz. Un metal claro en la noche.
El jurado destacó del mismo "su imaginación y su claridad en la exposición de la soledad y el paso del tiempo".
A continuación podéis leer una muestra de los poemas del libro:
Viento enhebrado a la orilla del mar, prendido de uno de los múltiples pechos de la noche. Has llevado todos los dioses en tu voz. Y aún así no has encontrado el lugar que tan ávidamente buscabas. Una luz se detiene, ingrávida, a tu lado. Espera una respuesta.
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Voces del tiemo ancladas en una plaza de mar, en el mástil d un barco que partió hace años. Alas transparentes desde donde no hay regreso posible. Los pájaros hablan el lenguaje de los que se marcharon. Flexible es su mirada. Río de voces tu memoria.
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En esta noche de ventanas encendidas en alguna parte, he soñado con una mujer que vendía cestas de naranjas y tomillo en una calle de Shangai. Y al amanecer un tren de mercancías inició su recorrido hacia el sur de la memoria.
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Y tu voz, un metal claro en la noche, qe sube, trepa por mi cuerpo desde la roja geometría del vértigo. Una pradera verde por la que cabalga un caballo tan azul como el cielo. Así tu voz y mi miedo. Somos peces enredados en las raíces verdes de los nombres y es imposible saber qué es lo que existía antes del lenguaje. Dímelo tú, con tu voz. Un metal claro en la noche.
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